viernes, 22 de febrero de 2013

La inducción artificial del parto

La inducción artificial del parto es una práctica médica muy habitual hoy en día para iniciar el proceso de nacimiento o acelerar el trabajo de parto[1], y muchas mujeres se someten a ella sin conocer totalmente sus implicancias, riesgos y desventajas.

Artículo de actualización sobre este tema:
¿Debiéramos Prohibir la Inducción del Trabajo de Parto?

Hay razones médicas legítimas para una inducción como por ejemplo: cáncer, hipertensión, diabetes, falla renal, un bebé demasiado pequeño para su edad gestacional, un descenso significativo en el volumen de líquido amniótico ó una muerte intrauterina seguida de una larga espera para que el parto se produzca.
En estos casos, es más probable que los riesgos de la inducción queden sopesados por los riesgos de esperar a que el proceso natural se inicie. Muchos estudios concuerdan en que menos del 10% de las mujeres requieren una inducción por razones médicas. Por ese mismo motivo la OMS[2] establece que ese debería ser el porcentaje máximo de inducciones en las instituciones de cualquier nivel de complejidad.


Sin embargo, los índices suelen ser mucho mayores y van en aumento. A pesar de las técnicas modernas, la inducción del parto aún implica un riesgo considerable comparado con el comienzo natural del parto, y muchas si no la mayoría de las inducciones se realizan por razones que no están apoyadas por una sólida investigación médica.
El mayor problema es la desin-formación y la creencia generalizada de que los obstetras pueden iniciar el parto a voluntad sin desventajas de los procedimientos utilizados. Muchas mujeres ya sea por temor (especialmente pasada la semana 40 sin indicios de parto), ansiedad o para aprovechar mejor los cortos tiempos de licencia maternal, aceptan someterse a la inducción si no hay riesgos asociados. Asumen, erróneamente, que los profesionales de la salud que las atienden les informarían de las posibles desventajas vinculadas al procedimiento si existieran, pero esto casi nunca ocurre.
Antes, las mujeres que llegaban al hospital con un trabajo de parto incipiente eran enviadas de regreso a su casa o a caminar por los pasillos. Hoy en día, con una gran variedad de de drogas disponibles y el poco conocimiento público de sus efectos secundarios, hay menos interés e incentivo para priorizar los métodos más naturales.

Desventajas y riesgos de la inducción para la mujer
El trabajo de parto inducido artificialmente es muy diferente al trabajo de parto espontáneo. La mujer tiende a tener contracciones más intensas, frecuentes, fuertes y significativamente más dolorosas, de modo que es muy común que una mujer que podría haber afrontado un trabajo de parto espontáneo, no pueda soportar uno inducido y como consecuencia necesite recurrir a la medicación para el dolor (la cual también tiene sus pros y contras).



Adicionalmente, las mujeres que son inducidas son obligadas a quedarse acostadas (posición que incrementa la sensación del dolor e incomodidad y es probadamente la menos adecuada para el progreso del descenso fetal por el canal de parto) al mismo tiempo que ven su movilidad totalmente reducida por la vía intravenosa y/o el monitoreo fetal constante.



La inducción artificial farmacológica puede causar ruptura uterina (que, si bien es rara, es mucho menos rara en estos casos que con un trabajo de parto espontáneo), lo cual requiere una cesárea de emergencia. También está asociado con este método el aumento en la hemorragia posparto.



Las madres primíparas (primerizas) tienen aproximadamente el doble de posibilidades de sufrir una cesárea con una inducción comparado con un comienzo natural del parto. Este riesgo se debe al procedimiento en sí, y no por ninguna razón que podría haber provocado la inducción del parto.
Las mujeres que han tenido previamente partos vaginales podrían aumentar en cinco veces sus posibilidades de una cesárea si el cuello del útero no está preparado para el parto y se les administra agentes de maduración cervical (prostaglandina sintética).
Las mujeres con cesáreas previas tienen una probabilidad ligeramente mayor de que la cicatriz ceda con una inducción con oxitocina sintética (8/1000 vs  5/1000 con comienzo espontáneo del parto) y un riesgo mucho más aumentado cuando se usan prostaglandinas (24/1000) para la maduración cervical o para la inducción.

Desventajas y riesgos de la inducción para el bebé
La principal justificación para las inducciones suele ser para evitar riesgos y reducir el número de bebés con algún compromiso en su salud.
No obstante, todos los agentes de inducción pueden causar hiperestimulación uterina (contracciones más frecuentes, largas e intensas)  y ésta puede causar sufrimiento fetal dado que el flujo de sangre oxigenada de la placenta al feto se ve afectado. Esto significa que, paradójicamente, la inducción del parto justificada en la preocupación de la condición fetal podría causar justamente el problema que la inducción pretendía impedir mientras que el bebé podría haber tolerado un parto natural.



Otra desventaja es que la inducción está asociada a un aumento en el pasaje de meconio durante el trabajo de parto, probablemente porque el bebé está más estresado y exigido que con un trabajo de parto espontáneo. Y si hay meconio en el líquido amniótico, el bebé puede inhalarlo y tener serios problemas respiratorios al nacer. También la ictericia es más frecuente luego de una inducción.



Todos estos factores anteriormente mencionados son los que provocan un mayor índice de cesáreas asociadas a la inducción farmacológica. Porque al sospechar o detectar alguno de los problemas anteriormente mencionados en el bebé, generalmente se opta por una cesárea (intervención mayor que también conlleva sus propias desventajas). Lo malo es que para justificar la cesárea se alude, por ejemplo, al “sufrimiento fetal” y no a un “efecto colateral” del proceso de inducción, que sería en realidad el motivo. Y así no solo se afecta y pone en un riesgo mayor a la salud de la madre y el niño, sino que también se compromete emocionalmente a ambos, especialmente a la madre que queda con una sensación de “haber fallado” o “no haber sabido/podido parir” (cuando en realidad lo que falló fue el procedimiento).



Por último es importante mencionar que existe el riesgo de prematuridad iatrogénica. Esto significa que el bebé nace prematuro debido a un nacimiento inducido en base a una fecha probable de parto incorrecta. Aunque parezca difícil de creer, dado que existe la creencia de que la medicina está muy avanzada como para cometer este tipo de errores, la realidad es que ocurre con mayor frecuencia de lo que la mayoría de los obstetras se animan a reconocer.

Rotura artificial de membranas (bolsa de las aguas)
Otro método para inducir o acelerar el parto es la rotura artificial de la bolsa de las aguas, que realiza el profesional de la salud, como un componente rutinario del proceso, introduciendo un instrumento en la vagina y rasga las membranas que contienen el líquido amniótico.



Si bien suele ser efectivo, iniciándose el trabajo de parto dentro de las 24 horas posteriores en un 70 a 80% de los casos, el problema reside en que el 20-30% restante experimentará una alta incidencia de infección intrauterina.




Adicionalmente, este procedimiento es poco recomendable porque:
·   el bebé pierde el colchón de agua que amortiguaba la presión sobre su cabeza durante las contracciones, lo cual puede causar sufrimiento fetal
·    aumenta el riesgo de que el cordón quede comprimido durante las contracciones reduciendo el nivel de oxígeno que llega al feto
·   reduce considerablemente la posibilidad de reacomodamiento si el feto está mal posicionado para el nacimiento
Todos los puntos anteriormente mencionados suelen derivar en una cesárea.



También podría precipitar un prolapso del cordón umbilical (una situación de emergencia letal para un bebé, en la que el cordón umbilical sale por la vagina). Un cuarenta por ciento de nacimientos a término con prolapso del cordón umbilical eran partos inducidos, subiendo hasta el 50% de nacimientos con prolapso en la semana  42 o más.



LA INVESTIGACIÓN MÉDICA NO APOYA LOS FUNDAMENTOS COMUNES DE INDUCCIÓN (CIMS)
·         La inducción electiva del parto, esto es aquella inducción que se realiza por razones no médicas tales como por conveniencia, expone a las madres y los bebés a los peligros de una inducción sin ningún beneficio de contrapeso.
·         La inducción del parto por sospecha de bebé macrosómico (muy grande) no produce beneficios pero aumenta la posibilidad de una cesárea.
·         No existe evidencia creíble que apoye la inducción del parto en mujeres con diabetes gestacional comparado con diabetes pre-existencial.
·         La inducción rutinaria del parto por rotura temprana de membranas (espontánea) no reduce la incidencia de infección neonatal con la excepción de aquellas mujeres que tengan resultados positivos del estreptococo del Grupo B que no reciben antibióticos intravenosos durante el parto.
·         La inducción del parto en aquellas mujeres con estreptococos del Grupo B no ha mostrado mejorar los resultados cuando se administran antibióticos, independientemente del estado de las membranas y no forma parte de las directrices recomendadas por los Centros de Control de Enfermedades.
·         Los estudios que insisten en apoyar la inducción rutinaria del parto en la semana  41 del embarazo tienen graves defectos. Ninguna investigación apoya la inducción rutinaria en cualquier punto más temprano del embarazo; ninguna investigación sólida apoya la inducción del parto en cualquier momento del embarazo.
·         Los defensores de la inducción del parto a término argumentan que el índice de mortalidad perinatal y los índices de otras complicaciones del recién nacido aumentan significativamente después de esa fecha, pero de hecho, estos índices no demuestran tal aumento. La inducción en la semana 41 de una población hipotética de 100.000 madres primíparas prevendría teóricamente 120 muertes fetales que ocurrirían estadísticamente durante la siguiente semana, pero:
o   No conocemos cuántas muertes podrían realmente prevenirse mediante la inducción rutinaria puesto que son eventos impredecibles en mujeres sanas con bebés sanos y formados normalmente.
o   Ese número no pesaría más que algunos bebés que fallecen como resultado de los peligros de la inducción.
o   Cualquier reducción en las muertes fetales no compensa las pérdidas por infertilidad, aborto y pérdidas fetales y de recién nacidos, consecuencias de las excesivas cesáreas. (Véase Los Riesgos de Parto por Cesárea para la Madre y el Bebé, una hoja informativa del CIMS)
o   Cuarenta y una semanas es el tiempo medio de un embarazo en madres primerizas saludables. Esto significa que la mitad de tales embarazos durarán más que las cuarenta y una semanas.
o   Si no hubiera una razón para acortar el tiempo natural del embarazo, no hay ninguna razón para medidas tales como despegar o arrastrar las membranas, lo que en sí produce la posibilidad de riesgo.



De la información relevada se desprende que las intervenciones que pueden parecer inocuas, como la inducción artificial del parto, en realidad no son tales sino que conllevan sus riesgos. Y es muy importante sopesar beneficios y desventajas de cada procedimiento previamente, evaluando indicios, factores de riesgo, posibilidades de éxito y alternativas posibles.



Los estudios y la experiencia demuestran que si se deja que el trabajo de parto se inicie y desarrolle a su debido tiempo, respetando el proceso y minimizando las intervenciones que no tengan una probada justificación médica, las posibilidades de que acontezcan complicaciones es muy baja.
Entonces sería muy recomendable que ante una indicación de inducción artificial la mujer pueda, en primer lugar, entender claramente lo motivos por los cuales se da esa indicación, conversar con el profesional de la salud todos los aspectos vinculados con este procedimiento, si hay realmente una urgencia para iniciar el parto ó si se pueden considerar alternativas más naturales y ser ella la que decida.

Fuentes
·         “Ina May´s Guide to Childbirth”, Ina May Gaskin, 2003 Batham Books
·         “Problemas & Hazards of Induction of Labor: Facts Sheet”, Coalition for Improving Maternity Services (CIMS)  www.motherfriendly.com
·         OMS, “Appropriate technology for birth” .Lancet1985;2(8452):436--‐437.
·         “The Birth Partner” Penny Simkin, 2008 Harvard CommonPress

Links Relacionados
http://www.elpartoesnuestro.es/blog/2012/09/22/induccion-al-parto
http://ecologiadelnacer.cl/goteos-de-oxitoxina-sintetica/
http://diariodeunamamifera.wordpress.com/2013/09/19/de-la-horita-corta-y-otras-historias/



[1] dentro de los parámetros médicos que muchas veces no se condicen con la realidad del proceso fisiológico
[2] Organización Mundial de la Salud

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