viernes, 23 de enero de 2015

Por qué no "enseñar" a moverse - desarrollo motríz autónomo... y felíz!

Vivimos inmersos en un paradigma cultural altamente intervencionista. Nos cuesta horrores, en todos los ámbitos, aceptar que la naturaleza hace su trabajo y sigue su curso aún sin  la “ayuda” del hombre. Además existen una enorme cantidad de mitos e ideas erróneas, sumadas a una gran incomprensión que derivan en errores importantes que luego traen consecuencias.

La forma habitual es “enseñar”
Solemos pensar que los niños, desde recién nacidos deben ser “enseñados” a comer, a dormir, y moverse no es la excepción. Esto denota un gran desconocimiento de las características, necesidades y comportamientos innatos de nuestras crías, como producto de la desconexión y el condicionamiento cultural.

Respecto del desarrollo motor, la idea más difundida y aceptada socialmente, considera la ayuda de la madre (adulto enseñante) como una condición previa y como acompañamiento del proceso.
En estas condiciones el desarrollo motor se presenta de la siguiente manera:
1. Se hace conocer al niño la nueva postura o el nuevo movimiento de desplazamiento (por ejemplo poniendo al niño cuya posición es todavía el decúbito dorsal, sobre su vientre)
        Leer ¿Por qué me sientan?
2. El niño aprende a mantenerse solo en la nueva posición y después a entrar en actividad en ella; aprende a ejecutar por sí mismo todos los movimientos de desplazamiento que le han “enseñado”.

3. El niño aprende a encontrar y abandonar la posición o la forma de desplazamiento anteriormente aprendida.
Es clave mencionar que esto, si bien es habitual, no se trata de algo “natural”, sino de algo que ha sido naturalizado por la costumbre. Es un hábito.
“El niño pequeño se ve así forzado, prácticamente durante todo el primer año de vida (o más), a pasar casi inmóvil una parte más o menos considerable de su tiempo de vigilia, puesto que debe ejercitar movimientos que aún no es capaz de realizar por sí solo.[…] En estas posiciones los músculos conservan el mantenimiento defectuoso, funcionan en falso, hallando una solución insatisfactoria a una desproporcionada tarea impuesta al organismo.” Emmi Pikler
“En el desarrollo motor y postural autónomo, los niños llegan siempre a la postura sedente a partir de la postura «semisentada» o «a gatas». Los estudios realizados por Pikler revelaron, por un lado, que los niños alcanzaban esta postura con una buena alineación de los segmentos vertebrales y, por el otro, que jamás llegaban a sentarse desde la postura en decúbito dorsal.
Teniendo en cuenta estos estudios, llegamos a la conclusión de que tomar a los niños de las manos para llevarlos a la posición sentada resulta antinatural y antifisiológico.” 
Desarrollo motor y postural autónomo - Programa Materno Infantil del Ministerio de Salud - Argentina
Mantenido en posturas que no es capaz de adoptar ni abandonar por sí solo, continúa dependiendo del adulto a pesar de que su agilidad y movilidad son cada vez mayores.
“El niño con buena salud, cada vez más necesitado de actividad paralelamente a su desarrollo, si se encuentra inmovilizado, condenado a la inactividad y la impotencia, se vuelve frecuentemente inquieto, insatisfecho, descontento.” Emmi Pikler
“[…] nuestros niños ni piden al adulto que les siente o que les ponga de pie. Incluso ignoran estas posiciones antes de haberlas adquirido ellos mismos puesto que la cuidadora no les sienta jamás si les pone de pie...”
Esta actitud “habitual” de los niños no sería innata, sino una consecuencia del comportamiento de los adultos, que le “enseñan” unas posturas y movimientos que aún no es capaz de realizar ya que superan su nivel de desarrollo.

Por otro lado también está el tema de los tiempos y las expectativas en cuando al desarrollo, que muchas veces son poco realistas o demasiado ceñidas a lo que indican los manuales.
Esto también promueve la idea de que ante cualquier “desvío” debe ser “subsanado” con intervención del adulto, estimulando al niño para que logre lo que estamos esperando. Sin embargo esta actitud puede resultar perjudicial y no es necesaria en lo que al desarrollo respecta.

“En algún punto de su desenvolvimiento todos los niños normales llegan al mismo lugar, y no hay diferencia si es antes o después.

Tarde o temprano, los chicos aprenden a hacer lo que Ud. espera de ellos, si sus expectativas son realistas. […] desgraciadamente este conocimiento no nos impide tener grandes expectativas cuando aún están en la cuna. Ni tampoco nos impide comparar su conducta con la de otros niños, comparaciones sin sentido y peligrosas.[…] Las expectativas sobre nuestros chicos son beneficiosas si nos alientan a ofrecerles el soporte y atención que necesitan para alcanzar su propio potencial. Asimismo si nuestras expectativas exceden dicho potencial, esto puede ser devastador para el desarrollo y auto-imagen del niño, y también si nos falta la paciencia necesaria para permitir que sus capacidades e intereses se desarrollen naturalmente durante los años formativos.” Dr Mendelsohn - "Como criar a un hijo sano a pesar de su médico"

¿De qué hablamos cuando nos referimos a desarrollo motriz autónomo?
Básicamente se trata de dejar que el niño vaya desarrollando sus diferentes habilidades por cuenta propia, a su tiempo y sin intervenciones innecesarias que perturben la normal evolución fisiológica.

Las bases de la motricidad libre, estudiadas y desarrolladas por la Dra Emmi Pikler, son:

  • La NO intervención directa del adulto durante los primero estadios del desarrollo motor.
    No sería condición indispensable para la adquisición de los movimientos, dado que en condiciones ambientales favorables el niño pequeño lo consigue regularmente por sí mismo, por su propia iniciativa, con movimientos de buena calidad bien equilibrados.
  • Respetar los tiempos y necesidades de cada niño en particular, sin poner plazos para el desarrollo de determinadas habilidades.
    Más bien es conveniente asegurar un entorno adecuado y seguro (vestimenta, superficie, espacio, juguetes) para el normal desarrollo motor, independientemente del tiempo que le tome alcanzar cada estadío.
    Además, su buen desarrollo dependerá de la creación de relaciones humanas adecuadas, de la relación íntima con su madre (o con la persona que se ocupe de él) mediante la provisión de cuidados atentos y serenos, hablándole, anticipándole y prestando atención a sus iniciativas para poder responderle.
    “Es preciso que nos ocupemos del niño pequeño con amor, con paciencia”
  • NO imponer posturas, ni forzar o “ayudar” a realizar movimientos que el niño no puede realizar por sí solo
  • Esto no solo no es necesario sino que resulta contraproducente:
    • por la inmadurez de su sistema neuromuscular y la inadaptación temporal de su personalidad.
    • porque en las posiciones y los movimientos así provocados él se muestra torpe, desmañado, crispado y/o tensionado.
    • porque colocarlo en posiciones para las que no está listo restringe considerablemente sus posibilidades de movimiento y su impulso de exploración innato, produciéndole frustración y dependencia del adulto (para cambiar de posición, alcanzar un juguete, etc).
    • porque el perjuicio no se limita al desarrollo de su motricidad, sino que también influye desfavorablemente en su desarrollo psíquico, en el desarrollo de su personalidad.
      El niño se ve limitado, sesgado alto tan importante como su iniciativa, siendo que el movimiento activo, que él mismo ejecuta, posee un papel preponderante en el conocimiento del propio cuerpo, en la autoconciencia, en la percepción de su propia eficiencia, en el aprendizaje, en el reconocimiento espacio-temporal del entorno general.
    • Porque se ve obligado a adoptar conductas adaptativas que indefectiblemente tendrán consecuencias (físicas y psíquicas) a mediano y largo plazo.
  • Poner siempre al niño tumbado de espalda (postura de inicio) hasta que pueda él mismo adoptar otra posición.

Fases del desarrollo motor autónomo descriptas por E. Pikler:
Para ver la descripción detallada de las fases consultar "Moverse en Libertad" ó el artículo "Desarrollo motor y postural autónomo"

Como resultado del desarrollo libre de la motricidad, podemos observar:

  • niños más independientes, relajados, activos, satisfechos y alegres que pueden interactuar bien (autoregulación)
  • se muestran atentos y concentrados, perseverando en las tentativas y buscando una solución si no logra lo que buscaba; pudiendo abandonar en cualquier momento una posición adoptada o movimiento iniciado
  • el desarrollo es continuo (ritmo regular)
  • la experimentación y el ejercicio autónomos son una fuente visible de alegría
  • no conocen los movimientos ni las posiciones cuya ejecución autónoma aún no se halla a su alcance
  • ejercitas durante mucho tiempo los “movimientos preparatorios” en el período que precede a alcanzar una nueva posición o movimiento
  • llegan por sí mismos, por su propia iniciativa, a cada una de las nuevas etapas
  • sus movimientos resultan armoniosos, son asimilados sin crispación y realizados en buenas condiciones de equilibrio muscular
  • adquieren cierta prudencia y aprenden a reaccionar con destreza ante inicidentes inesperados (ej: caídas)
  • las relaciones entre los niños y los adultos son más serenas y equilibradas dado que la mayor autonomía de los pequeños se traduce en adultos menos agobiados.
La ventaja más importante es que los bebés y los niños disfrutan experimentando con su cuerpo y con el entorno, crecen sanos y felices.

¿Cómo empezar a aplicar los principios piklerianos?
En primer lugar, hay que evitar colocar al bebé en cualquier otra posición que no sea recostado de espaldas (no verticalizar) hasta que sea capaz de adoptar otras posturas por sí mismo. Este es el punto más difícil de aplicar.
A partir del mes de vida aproximadamente es recomendable que pasen tiempo en el suelo, en una superficie adecuada (colchoneta firme, piso de madera o goma, etc) para poder experimentar con su cuerpo, las sensaciones y movilidad del mismo. Luego comenzarán también a interesarse por otros objetos del entorno (juguetes, muebles, etc).

Al principio van a estar muy poco tiempo y enseguida van a llorar para ser alzados por el adulto. Con el tiempo se irán acostumbrando hasta encontrarle el gusto a la actividad. Siempre deben estar acompañados por el adulto atento, hablando e interactuando con el bebé; al principio muy muy cerca y con el tiempo tolerará que esté alejado pero siempre en su campo visual.

Material Complementario




Melina Bronfman - Observador Tv (Uruguay)
"Si hay un niño que no acepta las reglas es porque arrastra algún tipo de carencia"

No hay comentarios:

Publicar un comentario