domingo, 25 de octubre de 2015

Dándole dimensión a la Violencia Obstétrica

Las mujeres hemos conquistado muchas cosas en materia social y profesional, pero los aspectos vinculados con nuestra salud, sexualidad y maternidad siguen siendo una cuenta pendiente. Es crítico que dejemos de naturalizar la violencia que se ejerce en esos ámbitos, promoviendo la información y tomando medidas concretas para erradicarla.
Esto no resulta sencillo, ya que tal como lo define la Lic. Carolina Vandam (de la Asociación Dando a Luz), hablar de “violencia obstétrica implica el desafío de deconstruir aquellas prácticas y actitudes que, desde el sistema médico y gran parte de la comunidad de usuarias del sistema de salud, son ejercidas y vistas como lo natural, lo que se hace habitualmente por rutina, porque lxs médicxs son lxs que saben y la mujer debe ser obediente, portarse bien y agradecer la atención que recibe. Detrás de cada práctica y de cada actitud de lxs profesionales de la salud en la atención del embarazo, se esconden concepciones sobre la mujer profundamente arraigadas en la cultura que hacen que la violencia obstétrica quede invisibilizada a la vista de todxs los que la ejercen y de muchas de las que la sufren.”


En ese sentido, una noticia muy positiva y alentadora es la puesta en marcha del primer Observatorio de Violencia Obstétrica, por la agrupación Las Casildas.  Conversamos con ellas para conocer los detalles…

¿Cómo surge la idea del observatorio de Violencia Obstétrica?

Las Casildas como agrupación viene trabajando en este tema desde el 2011, desde entonces hemos generado distintos dispositivos pensados para difundir, informar, visibilizar e instalar el tema en todos los ámbitos, sin embargo sobre todo en los debates de nuestra obra Parir (NOS) nos encontramos siempre con que las mujeres y familias víctimas de Violencia Obstétrica terminamos siendo solo una anécdota, casos aislados que en el mejor de los panoramas encontramos espacios donde hacer catarsis y compartir con otras víctimas. 

A nivel mundial se considera la Violencia Obstétrica como una de las formas de violencia hacia las mujeres más sistemáticas e invisibilizadas que existen, la ONU incluso la considera violación a los derechos humanos. Si bien en Argentina se han hecho grandes avances en materia legal, gracias a las leyes 25.929, 26.485 y 26.529, la violencia obstétrica sigue siendo un grave problema de salud pública, que pone en riesgo el bienestar biopsicosocial de madres y bebés.

Sin embargo, no existen cifras oficiales, ni a nivel público ni privado, sobre los índices de medicalización e intervención de rutina que se realizan en los nacimientos, menos aún sobre el trato deshumanizado que muchas mujeres reciben diariamente, no existen datos fiables que den cuentan de la dimensión de este tipo de violencia, una de las más naturalizadas, sistemáticas y cotidianas. 

Sin estadísticas reales y por ende sin un panorama completo, los reclamos de las mujeres quedan relegados a simples quejas productos de una moda snob y “naturista”. Por esto, mientras no contemos con este tipo de información, las acciones, mecanismos de erradicación y políticas públicas serán tibias y escazas ya que no existe una dimensión real de la magnitud de este flagelo. 

Por otro lado las leyes y mecanismos de denuncia y amparo que nos protegen son muy poco conocidas y difundidas tanto en la sociedad general como a nivel profesionales de la salud e instituciones, agudizando aún más el problema por la falta de acceso a la información.
Es así que el Observatorio surge de nuestra necesidad de generar un proyecto más grande y abarcativo que visibilice las voces de las mujeres y las familias; y sobre todo de generar un espacio de trabajo nacional que aborde exclusivamente esta problemática.


¿En que consiste el observatorio? ¿Qué objetivos se han propuesto?

El Observatorio de Violencia Obstétrica (OVO) es una red nacional, cuyos objetivos son:
  • Recolección y sistematización de datos y estadísticas
  • Seguimiento a denuncias
  • Seguimiento a políticas públicas, proyectos de ley y cumplimiento de leyes
  • Elaboración de recomendaciones a organismos e instituciones involucrados
  • Creación de espacios de difusión y debate con profesionales y ciudadanía en general
  • Promoción de elaboración de estudios y proyectos de investigación
  • Apoyo y difusión de las distintas acciones de otros colectivos y agrupaciones en torno a la Violencia Obstétrica
  • Articular trabajo y acciones con otros Observatorios nacionales e internacionales


¿Tienen apoyo o colaboración de alguna entidad pública?  

El OVO cuenta con el respaldo del Consejo Nacional de las Mujeres, aunque no contamos con ningún tipo de  financiación aún, se trata de una propuesta ciudadana y autogestiva.

¿Que van a hacer con la información recolectada? ¿Dónde y cómo se va a publicar o utilizar?  

Uno de los dispositivos del OVO es la encuesta de atención al parto/cesárea, la cual tiene dos vías de recolección de datos, online y presencial y su recolección de hará a nivel nacional gracias a la red de referentes que estamos creando. A la fecha contamos con casi 2 mil encuestas completas y ya se hizo una primera muestra preliminar que se presentó en el lanzamiento del OVO. 

De los primeros datos relevados (con una muestra de más de 1000 mujeres) se desprenden los siguientes resultados, presentados el pasado 6 de Octubre en el Cabildo de la Ciudad de Buenos Aires:

Cerca del 60% de las mujeres recibió adjetivaciones del tipo “nena, gorda, mami”; más del 50% no se sintió contenida ni pudo manifestar sus dudas, miedos e inquietudes; cerca del 50% no fueron informadas sobre el progreso del trabajo de parto de manera clara y sencilla; más del 40% tuvo rotura artificial de bolsa con más de un 70% de casos sin permiso previo; el 51% recibió oxitocina sintética con más del 70% sin pedido de autorización previa para esta práctica; también con un 60% de ausencia de pedido de autorización previo, se realizaron tactos vaginales en más de un 83% de los casos.En todos los casos, ante la negativa en aceptar alguna de estas prácticas, a más del 44% la asustaron con el bienestar del bebé.

El objetivo que nos hemos marcado es realizar en un año unas jornadas de trabajo con participación ciudadana y representantes de distintos organismos e instituciones involucradas en el tema, además de lxs referentes del OVO donde se presentarán los datos recolectados en ese año y serán la base para realizar recomendaciones y políticas públicas que serán redactadas durante esa jornada de trabajo.

Un tema recurrente cuando se habla de Violencia Obstétrica es la dificultad para "probarla" (suele ser la palabra de la mujer contra el sistema medico hegemónico), la burocracia con la que se encuentran las mujeres que quieren denunciar y la falta de sanciones o acciones correctivas posteriores... ¿De qué manera puede contribuir el Observatorio a mejorar esta situación?  

Por un lado tenemos la encuesta la cual pretende mostrar en cifras los niveles de uso de intervenciones y medicalización de rutina, los cuales pasado cierto porcentaje se consideran injustificables. Sabemos que en el caso particular siempre se pueden dibujar las razones médicas por las que se hace justificable una intervención, sin embargo en el grueso estos índices se hacen injustificables, por ejemplo un profesional o institución pueden justificar algunas cesáreas, pero cuando ese porcentaje supera el 12% (según últimas recomendaciones de la OMS) es evidente que se han realizado cesáreas innecesarias, es posible que no podamos determinar en concreto cuales (por esto de que la HC se puede “dibujar”) pero si es claro que hay un nivel muy superior a los justificable y por ende se ha ejercido Violencia Obstétrica, lo mismo sucede con el resto de intervenciones sobre la madre y el bebé.
En cuanto al trato, otro de los puntos de la Violencia Obstétrica que también será medida por la encuesta, la vivencia de una mujer es inobjetable, mucho más cuando los índices de trato deshumanizado son tan altos.
Además de la encuesta, el Observatorio cuenta con un servicio legal que, además de brindar asesoría, hará seguimiento a los casos de denuncia justamente para evaluar y determinar la efectividad de los canales de denuncia y la respuesta de los organismos involucrados. También estamos trabajando actualmente en generar mecanismos de prevención y resguardo frente a la Violencia Obstétrica que es lo que más nos interesa, evitar que las mujeres, bebé y familias sean sistemáticamente avasallados en la escena del nacimiento.

Para más información o para formar parte de la propuesta:

observatorio@lascasildas.com.ar




La Ley Nacional 26.485 de Protección Integral a las Mujeres, contempla en el Artículo 6, inciso e) Violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, de conformidad con la Ley 25.929


Notas relacionadas:

Se lanzo el Obsrvatorio de Violencia Obstétrica en Córdoba



viernes, 2 de octubre de 2015

Analizando la reglamentación de la Ley 25.929

Pasada un poco la euforia y la emoción del primer momento luego de enterarnos que finalmente, 11 años más tarde, se reglamentó la ley nacional 25.929 (popularmente conocida como “ley de parto respetado”); ensayo un análisis más frío resumiendo los puntos más relevantes…

Respecto de prácticas que no se cumplen espontáneamente ni se respetan ante solicitud de la mujer, podemos considerar un gran avance la mención de los siguientes puntos:

  • El equipo de salud interviniente deberá informar en forma fehaciente […] acerca de posibles intervenciones que pudieran llevarse a cabo […] especificando sus efectos, riesgos, cuidados y tratamientos. Cada persona tiene derecho a elegir de manera informada y con libertad, el lugar y la forma en la que va a transitar su trabajo de parto (deambulación, posición, analgesia, acompañamiento) y la vía de nacimiento. El equipo de salud y la institución asistente deberán respetar tal decisión… (ARTÍCULO 2°.a )

  •  Toda persona, en relación con el embarazo, el trabajo de parto, parto y posparto o puerperio tiene derecho a ser tratada con respeto, amabilidad, dignidad y a no ser discriminada […] de conformidad con lo establecido en la Ley N° 26.485 de Protección Integral Para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (ARTÍCULO 2°.b )
  • Ante un parto vaginal, el profesional interviniente deberá evitar aquellas prácticas que impidan la libertad de movimiento o el derecho a recibir líquidos y alimentos durante el trabajo de parto cuando las circunstancias lo permitan, evitando, por su parte, prácticas invasivas innecesarias durante el proceso. (ARTÍCULO 2°.d )
  • Toda mujer, […] tiene derecho a estar acompañada por una persona de su confianza y elección durante los controles prenatales, el trabajo de parto, el parto y el posparto.No se podrá exigir requisitos de género, parentesco, edad o de ningún otro tipo, al/la acompañante elegido/a por la mujer embarazada, salvo la acreditación de identidadEn ningún caso se podrá cobrar arancel alguno por la simple permanencia del/la acompañante […]Si así lo deseare, la mujer puede solicitar ser acompañada por acompañantes sustitutos/as. […]Todo lo referido en el presente inciso deberá ser considerado cualquiera sea la vía de parto. (ARTÍCULO 2°.g )
  •  Con el objeto de favorecer el vínculo precoz, el equipo de salud deberá fomentar desde el momento mismo del nacimiento e independientemente de la vía del parto, el contacto del/la recién nacido/a con su madre y familiares directos y/o acompañantes que ésta disponga.  (ARTÍCULO 2°.h )
  • La institución y/o entidad deberá brindar a la mujer las condiciones necesarias y adecuadas para que pueda amamantar, desde la sala de partos y durante toda su internación. (ARTÍCULO 2°.i )
En los puntos “h” e “i” hubiese sido más adecuado o "inequívoco" que se hiciera referencia a respetar el “período crítico” o la primer hora después del parto para promover el apego y el inicio temprano y espontáneo de la lactancia.

  • El equipo de salud y la institución asistencial deberán proveer a la mujer y a su acompañante información respecto del proceso fisiológico y vital que comprenden el embarazo, el trabajo de parto, el parto, el posparto y/o el puerperio, así como del rol del equipo de salud. […] También, deberán incluir información acerca de los procedimientos asistenciales durante el trabajo de parto y hacia el/la recién nacido/a… (ARTÍCULO 2°.j )
  •  El equipo médico interviniente deberá fomentar el contacto inmediato y sostenido del binomio madre-hijo/a, evitando aquellas prácticas invasivas que fueran innecesarias y pudieran afectar al/la recién nacido/a. (ARTÍCULO 3°. a )
  • Los servicios de internación neonatal, aún en sus áreas de terapia intensiva, deberán brindar acceso sin restricciones para la/s madre/s y/o el/los padre/s del/la recién nacido/a, permitiendo el contacto físico. (ARTÍCULO 4°.b )
  •  Los establecimientos de salud deberán adecuar sus instalaciones de manera de contar con Centros de Lactancia Materna (ARTÍCULO 4°.d )
Entre las “formalidades”, encontramos interesante la mención de:

  •  Tanto los efectores públicos, las obras sociales, como las empresas de medicina privada y/o entidades de medicina prepaga, deberán instrumentar las medidas y ejecutar los cambios necesarios para garantizar el cumplimiento de la Ley N° 25.929.Me pregunto cómo van a hacer las instituciones privadas para adaptarse a esta regulación considerando que sus instalaciones pueden ser muy modernas y lujosas, pero como bien expone Melina, “están hechas para mujeres que van a tener una cesárea”.
  •  Que dicha Ley pone de relieve los derechos de toda madre a la información, al trato digno, respetuoso e individual, propugnándose su libertad de elección respecto de la persona que la acompañará, anteponiéndose el parto natural a las prácticas invasivas y de suministro de medicación, sin perjuicio de la necesidad y obligatoriedad de la utilización de estas prácticas cuando lo ameriten el estado de salud de la parturienta y/o la persona por nacer con la previa voluntad de la madre.Juaz! Creo que está bien clarito, hay que ver qué excusa ponen para seguir interviniendo en forma rutinaria.
  • Que asimismo, en la citada norma se destaca el claro reforzamiento del derecho al vínculo corporal entre la madre y el/la recién nacido/a, exigiéndose el mayor respeto a dicho vínculo.A ver si se anotician los Jefes de Neonatología que consideran que el recién nacido es de su propiedad, promoviendo separaciones prolongadas completamente innecesarias cuando los controles de rutina se pueden realizar junto a la madre.
  •  Los términos de dicha Ley deberán entenderse siempre en el sentido que debe velarse por la salud del binomio madre-hijo/a de conformidad con lo expresado por la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD.
Los “sin reglamentar”: no son puntos menores… algunos podría llegar a ser entendible que se tomen más tiempo para elaborar si no hubiesen pasado 11 años!!

ART 2° c Derecho de la mujer “A ser considerada, en su situación respecto del proceso de nacimiento, como persona sana, de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto.”
ART 3° c Derecho de la persona recién nacida “A no ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación o docencia, salvo consentimiento, manifestado por escrito de sus representantes legales, bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética.”
ART 4° c  Derecho de los Padres “A prestar su consentimento manifestado por escrito para cuantos exámenes o intervenciones se quiera someter al niño o niña con fines de investigación, bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética.”
ART 4° e  Derecho de los Padres “A recibir asesoramiento e información sobre los cuidados especiales del niño o niña.”
ART 5°  “Será autoridad de aplicación de la presente ley el Ministerio de Salud de la Nación en el ámbito de su competencia; y en las provincias y la Ciudad de Buenos Aires sus respectivas autoridades sanitarias.”

En conclusión, creo que se trata de algo positivo pero que esto no resuelve nada por sí mismo. Hay que seguir luchando, visibilizando y denunciando la violencia obstétrica; así como exigiendo respeto y el cumplimiento de ley 25.929 con todos los instrumentos disponibles.


viernes, 5 de junio de 2015

Contando la verdad sobre dar a luz

Por Hermine Hayes-Klein – Traducido por Shakti Mama
Texto original aqui

Se mantuvieron casi todos los hipervínculos del texto original (aunque están en Inglés), excepto en los casos donde se optó por vincular con contenidos relevantes en español.

Como la mayoría de la gente, siempre pensé que parir era como las imágenes que crecí viendo en los medios. Las mujeres daban a luz recostadas de espalda en camas de hospital; los doctores hacían nacer a los bebés, los levantaban de sus pies y palmeaban su cola para obtener un llanto saludable. Los recién nacidos eran acomodados en filas en la “nursery” del hospital, para ser observados por los familiares a través de una gran ventana. No sabía que esas prácticas provenían de cuando las mujeres daban a luz bajo anestesia general y sus bebés estaban demasiado drogados para respirar por primera vez sin un shock, como una palmada, para hacerlos resollar.

No sabía que las prácticas que yo pensaba que eran “normales en un parto” tenían muy poco sustento en la evidencia y a menudo resultaban contraproducentes para las necesidades fisiológicas básicas de la madre y el bebé mamíferos. No sabía que dar a luz podía ser mucho mejor, y mucho peor, que las imágenes corrientes del parto medicalizado. Solo empecé a conocer la verdad sobre el parto cuando empecé a escuchar las historias de las mujeres sobre las circunstancias en las que daban a luz.
Las mujeres que experimentaron partos empoderados y orgásmicos necesitan contar esas historias, para que la gente entienda lo que es posible cuando las mujeres están realmente acompañadas y sostenidas durante el trabajo de parto y el parto. Igual de importante es que las mujeres compartan sus historias de partos “des-empoderados”, para exponer la existencia de la falta de respeto y el abuso en la atención de maternidad y el impacto que esto tiene en las mujeres y sus bebés.

Si le pides a las mujeres que te cuenten sobre el día en que fueron madres, descubres que muchas mujeres tienen dos capas de su historia de parto. La primer capa es la historia que le cuentan a todo el mundo: “Si, fui inducida, tuve una cesárea, el bebé terminó en la unidad de cuidado intensivo neonatal, pero los doctores tenían razones para todo eso. Lo que importa es que el bebé nació y está sano.”
Esta es la historia que hace que todo el mundo haga gestos de aprobación, la historia que reafirma el acuerdo cultural de que lo que ocurre en el parto no es importante, mientras que la madre y el bebé salgan vivos. Pero si continuas escuchando, si le pides a las mujeres que te cuenten todo lo ocurrido desde que comenzó el trabajo de parto, te cuentan la historia sobre un día muy importante en sus vidas. Frecuentemente, lloran. Las mujeres a menudo lloran cuando cuentan sus partos, ya sea que el recuerdo es alegre o doloroso; mantenemos esos recuerdos en nuestros cuerpos emocionales.

Cuando las mujeres comparten el recuerdo de haberles sido abusadas o faltado el respeto mientras daban a luz a sus bebés, sus ojos retienen un dolor que cala hondo. Muchas mujeres cuentan los días y los meses en los que su relación con su recién nacido y su habilidad para cuidar de su bebé, fueron afectadas por el trauma. Cuentan haber tratado de hablar sobre eso con sus familiares y amigos, y que se les recordara que su bebé está sano y ser alentadas a dejar el parto atrás. La mayoría de las mujeres lo hacen, y se quedan con la primer capa de la historia que pasa por alto los detalles y enfatiza el resultado. Pero cada vez más y más mujeres, alrededor del mundo, están contando públicamente sus historias de parto reales.

Las mujeres están encontrando el coraje para pararse y compartir sus experiencias personales de violencia obstétrica, y demandan responsabilidad y el reconocimiento de sus derechos en la atención de maternidad.
La única forma de que la atención de maternidad mejore es si se dejan oir las voces de las mujeres.
Muchas violaciones a los derechos humanos en el parto implican un trato deshumanizado y la información sobre salud pública tiene una habilidad limitada para iluminar el trato deshumanizado. La encuesta nacional (Estados Unidos) “Escuchando a las Madres III” mostró que muchas mujeres reportaban haber sido presionadas a aceptar intervenciones y haber recibido intervenciones sin su consentimiento. El significado de esos números solo puede ser entendido a través de los detalles de las experiencias de presiones, coersión y tratamiento no consentido durante el parto. La falta de respeto y el abuso están lo suficientemente extendidos en la atención de maternidad que estas experiencias ahora tienen un nombre: violencia obstétrica. Violación en el parto. Las mujeres alrededor del mundo están reportando que estas palabras con las que mejor describen el trato recibido mientras daban a luz a su bebé.
Ver también: Ponerle palabras y el hombro a la violencia obstetrica

Mientras las mujeres comparten entre sí sus experiencias personales de parto, se están dando cuenta de su importancia política y organizándose para demandar un cambio. En el verano de 2014, el grupo “Mejorando el Nacimiento” de los Estados Unidos lanzó la campaña sobre violencia obstetrica “Rompe el Silencio” [#breakthesilence] en las redes sociales. Más tarde ese año, la agrupación “Derechos Humanos en el Parto” realizó un informe de tipo amicus curiae en la demanda pendiente ante el Estado de Nueva York que realizó Rinat Dray sobre la cesárea violentamente forzada a la que fue sometida ella y su tercer bebé. El informe presenta 42 historias completas escritas por mujeres norteamericanas que habían experimentado una violación a su derecho de autonomía en el parto, e intercala citas de esas historias en una argumentación sobre por qué el derecho de consentimiento informado y la negación informada [“Autonomía de la Voluntad” según la Ley Nacional 26.529] necesita ser reconocido en la atención de maternidad de los Estados Unidos [lo mismo ocurre en muchos otros países como el nuestro]. Una de las mujeres que compartió su historia en el informe, lanzó un proyecto artístico de concientización utilizando citas de la campaña “Rompiendo el Silencio” en algunos de los trabajos.

El año pasado, una mujer de California cuya episiotomía no consentida fue captada en su video de parto, subió el video a Youtube para mostrarle a la gente como luce la violencia obstétrica en la realidad. Donde fuera que “Kelly” buscara reconocimiento de que lo que le había ocurrido NO estaba bien, ella era rechazada o le decían que no se podía hacer nada al respecto. El mismo coraje que movilizó a Kelly a alzar la voz por si misma mientras su bebé estaba coronando y su doctor y su madre le gritaban a ella, motivó a Kelly a llamar abogado tras abogado preguntando si la ayudarían a pelear por sus derechos de atención médica y a presentar una demanda por sí misma cuando ningún abogado se interesó en su caso.
Kelly hizo esta declaración para un artículo reciente sobre su caso: “Quiero que la gente sepa que todos tienen derechos sobre su cuerpo y derecho a la información sobre procedimientos. A mi me quitaron esa opción. Si esto me pasó a mi, te puede pasar a ti. Le puede pasar a tu hija. Mi video y yo y “Mejorando el Nacimieto” estamos enviando un mensaje a todos los obstetras y enfermeras que tratan así a las mujeres  ̶ como si no tuvieran derechos, como si no fueran seres humanos… También quiero que la gente comprenda que mi propósito y la razón para esto es cambiar el sistema donde las mujeres pueden ser tratadas de esta manera y no tienen recursos, no hay nadie que las proteja y nadie que asuma la responsabilidad después.”

En Alabama, Caroline Malatesta, madre de 4 hijos, está demandando por a responsabilidad del hospital cuyas enfermeras, en contra de sus reclamos, estando ella sobre sus manos y rodillas [en 4 patas ] la giraron a la fuerza poniéndola sobre su espalda mientras su bebé estaba coronando, causándole daño a su pelvis que le dejó un dolor severo y crónico. Como Kelly y Rinat, Caroline le pide al sistema legal que declare con autoridad que la violencia contra los cuerpos de las mujeres es inaceptable en cualquier situación, incluyendo el parto.
Las mujeres que comparten sus historias de violencia obstétrica y demandan responsabilidad por la falta de respeto y el abuso lo hacen, como Kelly, porque quieren asegurarse de que lo que les ha pasado no le ocurra a otras mujeres. Sus historias, juntas, tienen el poder de generar ese cambio.

Líderes italianas de “Derechos Humanos en el Parto”, Elena Skoko y Alessandra Battisti han organizado conferencias y otros eventos para que los ministros de salud y legisladores escuchen las historias de abuso y falta de respeto en el cuidado de maternidad en Italia.
“Los ministros de salud estaban shockeados cuando escucharon estas historias,” dice Elena. “Ellos dicen, ‘No sabíamos que estos problemas existen en Italia,’ y quieren encontrar soluciones para asegurar un cuidado respetuoso.” El pasado otoño, la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) lanzó una hoja de ruta para la atención de maternidad respetuosa, con una guía oficial FIGO para “Maternidades amigables con   y bebés”. Estas pautas de la FIGO, una iniciativa conjunta con la Confederación Internacional de Parteras, la Alianza de Cinta Blanca, la Asociación Internacional de Pediatría y la Organización Mundial de la Salud, y tomando el trabajo de la International MotherBaby Childbirth Initiative, declara:
“FIGO considera que cada mujer tiene el derecho a una experiencia positiva de parto y a cuidados compasivos de proveedores expertos y capacitados, que reconozcan que cada mujer, familia y recién nacido son únicos y merecen una atención individualizada y digna. La evidencia pública de violaciones a los derechos humanos de las mujeres durante el parto es shockeante e inquietante, pero también puede servir como empuje para la acción.”

Las historias sobre violaciones a los derechos humanos en el parto son difíciles de contar, y pueden ser difíciles de escuchar. Pero si las mujeres tienen el coraje de contar sus historias, entonces aquellos que las escuchan pueden entender los problemas, y empezar a encontrar soluciones.
Los activistas y líderes comunitarios pueden crear espacios para que las mujeres compartan sus historias, desde encuestas hasta campañas en los medios, con el objetivo de iluminar lo que las mujeres están experimentando a nivel local. Las encuestas están siendo utilizadas por investigadores y activistas a través de Europa del este para iluminar las experiencias de las mujeres y la prevalencia de los estándares de atención no basados en la evidencia. La Asociación Portuguesa por los Derechos de las Mujers en el Embarazo y el Parto, recientemente recolectó 3800 historias de nacimientos y usará esas historias en esfuerzos para dar voz a las realidades que enfrentan las mujeres que dan a luz.

En la medida en que las mujeres cuentan las historias verdaderas de lo que ocurrió el día en que dieron a luz, están rompiendo el silencio sostenido por la fuerza de un tabú. Están describiendo las heridas en su cuerpo que no fueron causadas por “el parto”, sino por la gente que ellas contrataron para asistirlas durante ese proceso.
Están hablando sobre sus partes privadas, tanto físicas como emocionales. Pero el tabú más poderoso que las mujeres están rompiendo, cuando cuentan las historias reales de sus partos, es el que niega que el parto importa. Si escuchas las historias lo suficientemente cerca, descubrirás que sí importa. Las mujeres importan. Alrededor del mundo, las mujeres se están reuniendo para demandar sistemas de atención de maternidad que las traten como se merecen, y ellas merecen respeto y amabilidad, mientras dan a luz.
 



Hermine Hayes-Klein es una abogada norteamericana, madre y fundadora de “Derechos Humanos en el Parto”. Hermine vivió en los Países Bajos por 5 años, donde enseñó en la Universidad de La Haya. Hermine disfrutó de dos partos saludables y con apoyo del sistema de atención de maternidad holandés, en el cual el parto en casa es una opción legítima y casa mujer recibe al menos 8 días de cuidados post-parto en su domicilio. Hermine ahora vive con su familia en Oregon, y está comprometida a asegurar que cada mujer pueda acceder a una atención segura y de apoyo en el embarazo y el parto.


lunes, 18 de mayo de 2015

"Eligiendo una Cesárea" por Marsden Wagner, MD

Este artículo es viejo, tiene 15 años, pero sigue estando sorprendente y lamentablemente vigente en casi todos los puntos que trata. De un médico que merece todo nuestro respeto y admiración por su incansable labor en pos de la salud materno-infantil.

Sin dudas es duro y más honesto que lo que a muchos les gustaría.
Lo que dice incomoda, interpela y nos obliga a reflexionar sobre una realidad que urge cambiar por el bien de todos.

Por desgracia, el pensamiento de los médicos en nuestro país atrasa y va de contramano con la evidencia, como se puede leer aquí:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/49139-16657-2005-03-31.html


“Con una cesárea programada, tú y tu doctor habrán acordado un horario en el cual ingresarás al hospital de manera tranquila y sin prisa,  y él o ella extraerán a tu bebé a través de una pequeña incisión en la parte superior del vello púbico. Hay un montón de razones para programar una cesárea̶— otras mujeres eligen tener una cesárea porque quieren conservar el tono vaginal de una adolescente, y sus doctores encuentran una explicación que conforme a la compañía de seguro.” — V. Iovine, Guía de las Amigas para el Embarazo (1995).
Esta afirmación de un libro popular en los Estados Unidos ilustra el nivel al cual la sociedad parece  consentir a las mujeres que eligen una cesárea y doctores que cometen fraude. Esta afirmación es reforzada cuando el presidente electo del Colegio Americano de Ginecólogos y Obstetras (ACOG) llama “mejorador de la vida” a este procedimiento de cirugía mayor abdominal.(1)

Las cesáreas han salvado las vidas de muchas mujeres y bebés alrededor del mundo. Entonces ¿por qué no permitir que las mujeres elijan una cesárea? Desafortunadamente, la opción de elegir (o demandar) no es tan simple. 
Las cesáreas, cuando son electivas, traen serios riesgos para la madre y el bebé.


Pareciera haber un movimiento en los círculos médicos para promover el derecho a elegir una cesárea
. En 1997 una publicación de obstetricia publicó una encuesta a obstetras mujeres de las cuales el 31% dijo que si tuvieran un embarazo normal, de feto único y a término, elegirían una cesárea.(2) El “Britich Medical Journal” (BMJ) (3) y el “New England Journal of Medicine” (4) se sumaron. En 1999, en el BMJ, un profesor feminista de Lengua Inglesa se lamentaba de que “aún existan los prejuicios sociales y médicos en contra de las mujeres que esquivan el mandato bíblico de parir con dolor” y otro defensor argumentó “No creo que nadie tenga derecho a obligar a las mujeres a parir vaginalmente.”(5)

Hay una relación interesante entre la promoción del derecho de las mujeres a elegir y el grado en que el procedimiento resulta “amigable” a los doctores. Un intento de parto vaginal después de cesárea (PVDC) es más seguro que repetir una cesárea de rutina pero no hay artículos en las publicaciones médicas promoviendo el derecho de las mujeres a elegir un PVDC. La cesárea es “médico-amigable”, el PVDC no lo es.

RIESGOS
Algo básico de los intentos de justificar a las mujeres que eligen una cesárea es afirmar: “la cesárea es más segura que nunca antes.”
Hay una graduación del riesgo desde una emergencia obstétrica pasando por una cesárea programada por cuestiones de la madre o el feto hasta la cesárea electiva sin indicación médica. La mayoría de la información sobre riesgos separa la cesárea “de emergencia” de la “electiva”, pero teniendo en cuenta que muchos de los riesgos existen independientemente del motivo de la cesárea, la cesárea electiva, como cirugía mayor abdominal, ha demostrado tener mayores riesgos.
La respuesta a la pregunta “¿Cuán segura es una cesárea?” depende de quién responda. Si se realiza una cesárea, la mujer y el bebé asumen los riesgos mientras que si no se realiza la cesárea, el doctor asume el riesgo.
Esto ayuda a explicar por qué los riesgos documentados para la mujer y el bebé no se discuten abiertamente y usualmente no son mencionados por los doctores.

La información más confiable sobre mortalidad materna viene de las Encuestas Confidenciales del Reino Unido sobre Muertes Maternas. Es probable que la política obstétrica haya promovido la omisión del capítulo sobre mortalidad materna con cesárea del último reporte (1998), dos científicos calcularon el porcentaje desde la información en el reporte.(6) 
Una cesárea electiva sin emergencia presente tiene 2.84 veces más chances de muerte materna que un parto vaginal.
Dado que un estudio randomizado controlado no sería éticamente posible, la información del Reino Unido sobre 153.929 procedimientos electivos da evidencia suficientemente poderosa sobre el mayor riesgo de mortalidad materna en las cesáreas electivas.

Otros riesgos incluyen la morbilidad asociada a un procedimiento de cirugía mayor abdominal (accidentes de anestesia, daño a vasos sanguíneos, extensión accidental de la incisión uterina, daño a la vejiga y otros órganos [7]. Veinte por ciento de las mujeres desarrollan fiebre luego de una cesárea, la mayoría por infecciones iatrogénicas. (7) También ha riesgos asociados a la cicatriz en el útero, incluyendo disminución de la fertilidad, abortos, embarazo ectópico, abrupción placentaria y placenta previa. (7,8,9) El uso extendido y no aprobado de la droga misoprostol para la inducción del parto ha creado un nuevo riesgo. Las mujeres que intentan un PVDC a quienes se les suministra misoprostol tienen un índice de ruptura uterina del 5.6% comparado con el índice de 0,2% para las que intentan PVDC pero sin misoprostol.(10)

Todos estos riesgos afectan embarazos subsiguientes aún cuando la cesárea original no haya sido de emergencia. En una cesárea de emergencia cuando el bebé tiene problemas durante el trabajo de parto, los riesgos de la cesárea para el bebé serán probablemente sopesados por el riesgo de no hacerla. Cuando el bebé no está en problemas, los riesgos para el bebé siguen existiendo, lo que significa que una mujer que elige una cesárea pone a su bebé en peligro innecesariamente. Que algunas mujeres elijan una cesárea sugiere fuertemente que no se les informa esto.

El primer peligro para el bebé es la posibilidad de 1,9% de ser lacerado por el bisturí (6% en los casos de posición no cefálica).(11) Los obstetras pueden estar menos conscientes de este riesgo ̶ en un estudio solo una de 17 laceraciones fue notada por el obstetra.(11)

Un riesgo mucho más serio es la deficiencia respiratoria. La cesárea es en sí misma un importante factor de riesgo para el síndrome de depresión respiratoria (RDS) en infantes pretérmino y para otras formas de distress respiratorio en infantes maduros.(7) El riesgo de RDS es reducido en gran medida si se permite que la mujer inicie el trabajo de parto antes de la cesárea.

Otro peligro es la prematuridad iatrogénica. Aún con ecografías repetidas, existen errores de juicio respecto de cuándo hacer una cesárea electiva. Hacerla luego de que el trabajo de parto comience espontáneamente reduce este riesgo.
Tanto el RDS como la prematuridad son las mayores causas de morbilidad y mortalidad neonatal.

BENEFICIOS
Los beneficios de la cesárea dependen de la razón para hacerla. Cuando la cesárea es elegida por la mujer, los beneficios de “salvar vidas ante una emergencia” no están presentes.
La ausencia de dolor, como beneficio para la mujer, es una falsa promesa. La posibilidad de agendar una cesárea por anticipado brinda cierta conveniencia para la mujer y su familia.
La promesa de “mantener el tono vaginal de una adolescente” (frecuentemente promovido en libros populares y hospitales en Lationamérica) es real aunque es más probable que beneficie al compañero sexual que a la mujer misma.

Se argumenta que con la cesárea se produce menos daño a los genitales pero gran parte del daño en un parto vaginal hoy en día es causado por apurar una segunda fase [expulsivo] no complicada, el uso innecesario de fórceps o extractores de vacío y episiotomías de rutina.(7,8)
En países como Brasil, donde los derechos reproductivos no están por completo disponibles para las mujeres, la cesárea provee una oportunidad de esterilización sin contravenir la ley abiertamente.
Para una cesárea por elección de la mujer, no hay evidencia científica que sugiera beneficio alguno para el bebé. 

Las mujeres que eligen un parto “natural” o en casa han sido criticadas por los doctores como egoístas, por estar más preocupadas con sus propias necesidades más que de la seguridad del bebe, una crítica no basada en la evidencia.
Dada la evidencia sobre los riesgos para el bebé en las cesáreas electivas, la etiqueta de “egoístas” le cabe más a una mujer que elige una cesárea̶  si no fuera que eso sería culpar a las víctimas.
Muy frecuentemente, la base sobre la cual una mujer eige una cesárea está asentada en el miedo y la falta de confianza como resultado del accionar de esos doctores que ellos mismos tienen miedo del parto vaginal y entonces avivan las ansiedades de sus pacientes.

En contraste, hay muchos beneficios para el doctor.
Una razón que se usa para justificar las altas tasas de cesáreas es la “obstetricia defensiva”. En una encuesta reciente, 82% de los médicos empleó esto para evitar reclamos por negligencia.(12)
Por un mal resultado en un parto los doctores son demandados y criticados por no realizar intervenciones como la cesárea. Los doctores raramente son criticados por las intervenciones innecesarias.
De todos modos, la obstetricia defensiva viola el principio fundamental de la práctica médica: que cualquier cosa que el médico haga debe ser, primero y ante todo, en beneficio del paciente. Si un doctor hace una cesárea porque tiene miedo de un juicio o teme por el incremento del costo de su seguro, ese doctor no está practicando medicina correctamente.
Los obstetras tienden a culpar a las mujeres, a los abogados y al sistema por la alta litigiosidad en vez de mirar su propio rol.

Irlanda tuvo un incremento del 450% entre 1990 y 1998 en reclamos por negligencia médica, con casos obstétricos y ginecológicos alcanzando casi la mitad de las indemnizaciones.(12) La Unión de Defensa Médica propone un procedimiento más accesible para las quejas, una solución que puede evitar que lleguen a instancia judicial, pero que no hace nada por resolver la insatisfacción subyacente de las mujeres.
¿Por qué hay tanta insatisfacción con los cuidados de maternidad en Irlanda? En ese país hay muy poca opción. Casi todos los hospitales practican un “manejo activo” del parto, altamente estructurado, un abordaje iniciado en Dublin en el cual “activo” se refiere al staff del hospital, no a la parturienta, y la posibilidad de elección es efectivamente eliminada. 

Otro punto de insatisfacción surge de una promesa incumplida. Para convencer a las mujeres de resignar la comodidad y seguridad de sus hogares para ir al hospital a dar a luz, los doctores y hospitales necesitaron prometer un parto perfecto y un bebé perfecto.  Pero si juegas a ser Dios te culpan por desastres maternos. En ningún lado la mortalidad materna y perinatal es igual a cero. A lo largo de la historia las mujeres han aceptado esta dura realidad ̶  hasta recientemente, cuando los doctores empezaron a prometer la perfección.
Ahora cuando algo sale mal, las mujeres y sus familias se sienten decepcionados y buscan respuestas, pero encuentran resistencia en los médicos y hospitales. Quizá el litigio es un mal necesario, si de ese modo las mujeres y familias pueden intentar obtener las respuestas que buscan en un foro público que incluso los médicos no siempre pueden evadir. El litigio también sirve como síntoma, alertándonos de que debemos buscar problemas subyacentes serios en la atención de maternidad.
La obstetricia defensiva tampoco funciona, de todos modos. Durante los años en los que la obstetricia defensiva ha aumentado, los niveles de litigio no se han reducido.

La cesárea electiva es conveniente; le permite a los doctores acercarse a la obstetricia “a la luz del día”. Estudios en el Reino Unido y los Estados Unidos muestran, no solo que los nacimientos ocurren mucho más frecuentemente de Lunes a Viernes en horario diurno, sino también, para mayor sorpresa, que las cesáreas de emergencia tienden a ocurrir los días de semana durante el día.(7) Una cesárea toma 20 minutos mientras que en un parto vaginal el doctor está en el hospital o de guardia por 12 horas o más. En sistemas como el de Estados Unidos, Canada, Bélgica y Brasil donde los obstetras se ocupan de la atención primaria de maternidad, incluyendo controles prenatales rutinarios y asistir partos normales, la conveniencia de la cesárea es vital para su trabajo.

Los médicos y hospitales casi siempre ganan más dinero de una cesárea que de un parto vaginal. Estudios de los Estados Unidos muestran que las mujeres blancas, casadas, con seguro médico privado y que dan a luz en hospitales privados tienen más chances de tener una cesárea.(7) Estas mujeres están en el nivel más bajo de riesgo de complicaciones que puedan requerir una cesárea ̶ un raro ejemplo de mujeres pudientes recibiendo una atención menos segura que las mujeres pobres.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta: “En los Estados Unidos el beneficio económico explica las tases de cesáreas hospital-específicas más altas incluso que para los estándares estadounidenses.”(19)
En el ámbito privado, la cesárea es uno de los procedimientos quirúrgicos más comunes, ocupando camas y quirófanos con importantes ingresos económicos. Los hospitales privados compiten por los pacientes y quieren desalentar el parto fuera del hospital.
Los intereses comerciales también necesitan la promoción de nacimientos que requieran equipamiento de “alta tecnología”. 
Las altas tasas de cesáreas benefician a los doctores, hospitales y a la industria.

DERECHO A ELEGIR
Una mujer que consienta cualquier procedimiento médico debe recibir la información completa e imparcial conocida sobre las chances de que ese procedimiento mejore las cosas (eficacia) o las empeore (riesgos). Mientras que este principio de elección informada está ganando aceptación, aún quedan quienes dudan como el médico quien, luego de leer un borrador de este artículo, comentó: “Me pregunto si algún doctor tendrá el tiempo de dar, o algún paciente la paciencia de escuchar, información completa e imparcial disponible.”

Los médicos primero tienen que tener esta información ellos mismos. Desafortunadamente, los médicos tienden a basar su conocimientos y prácticas en “estándares de trabajo” generados por otros médicos ̶  estándares que resultan frecuentemente contrarios a la evidencia científica.(14)
En un estudio de 1998, el 76% de los médicos encuestados estaban al tanto del concepto de práctica basada en la evidencia pero solo el 40% creía que la evidencia era muy aplicable a su práctica, solo el 27% estaba familiarizado con métodos de revisión literaria crítica y, enfrentados a un problema, la mayoría consultaría a un colega más que la evidencia.(15)
El insuficiente conocimiento de la evidencia por parte de los médicos se compone del hecho de que nueva información sobre eficacia y riesgos continúa emergiendo. Un blanco móvil demanda más lectura. La información más accesible para el profesional puede estar parcializada, generada por empresas de comercio interesadas en obtener ganancias o por organizaciones profesionales deseosas de promover sus procedimientos y datos más “doctor-amigables”.
Por ejemplo, muchas organizaciones médicas promueven el parto en el hospital, suprimiendo la evidencia sobre la seguridad del parto planificado en domicilio. Los médicos están volcándose hacia Internet, donde los foros médicos están llenos de información errónea sobre eficacia y riesgos, sin control alguno sobre su validez.

Algunos consideran que la ignorancia de un médico es una forma de mala conducta.(16) 
Excepto que los médicos puedan proveer información correcta, las mujeres no podrán tomar decisiones verdaderamente informadas sobre su atención de maternidad.

Una mujer que elige una cesárea como un medio para evitar “la sentencia bíblica de parir con dolor” está terriblemente mal informada. Eligiendo una cesárea ella cambia 12 horas de dolor de parto por molestias post-operatorias severas, debilidad y recuperación más larga con semanas o inclusos meses de dolor.

Una mujer liberal hace bien en procurar no ser dominada por los hombres, pero si acepta el modelo obstétrico dominado por hombres, ella renuncia a cualquier chance de tener control sobre su cuerpo y tener verdaderas elecciones.
Se han escrito volúmenes sobre cuán liberador es para una mujer dar a luz cuando ella controla lo que ocurre.  Las mujeres que exigen poder elegir pero solo reciben información sesgada y “doctor-amigable” y lo llaman feminismo, inconscientemente están a favor de la posición médica.

¿Tiene la mujer un derecho inalienable a elegir una cesárea?
Ha sido claramente establecido por la ley que un individuo tiene el derecho a rechazar tratamiento médico pero no de lo contrario ̶  que un individuo tenga derecho a demandar un tratamiento que no está médicamente indicado.
Si una mujer pide una cesárea pero se le niega por falta de indicación médica, ¿es correcto decir que ella ha sido “forzada” a tener un parto vaginal?
El embarazo no es una enfermedad. La mayoría de las mujeres no necesitan atención médica ni tratamiento durante el embarazo, parto y puerperio. El parto vaginal es la consecuencia de estar embarazada, un estado por el cual deben asumir responsabilidad la mujer y su compañero sexual, no la profesión médica.

Si un procedimiento en particular va en contra de los principios religiosos de un médico, él o ella tienen el derecho de negarse a realizarlo. Por ende, un doctor no puede excusarse en que la mujer eligió una cesarea entonces “estoy obligado a realizarla.”
Si una mujer pide una cesárea para la cual el doctor no encuentra indicación médica y la cual, dentro del conocimiento profesional, conlleva riesgos para la mujer y el bebé que no pueden ser sopesados por cualquier beneficio posible, el doctor tiene el derecho o quizá incluso el deber, de rechazarlo.
Si un paciente se presenta con una gripe viral y demanda antibióticos, el médico tiene derecho a negárselos basándose en que los antibióticos no van a ayudarlo y porque su uso indiscriminado conduce a generar resistencia que puede amenazar a toda la comunidad.
El abuso de cesáreas electivas también amenaza a la comunidad. Hasta los países más ricos no pueden hacerlo todo. Se deben tomar decisiones respecto de a qué tratamientos médicos y quirúrgicos destinar fondos. Una cesárea que es realizada porque una mujer así lo elige requiere un cirujano, posiblemente un segundo médico para asistirlo, un anestesista, enfermeras, equipamiento, un quirófano, sangre lista para transfusión y una estadía hospitalaria más extendida por el post-operatorio.
Si una mujer recibe una cesárea electiva simplemente porque ella lo prefiere, habrá menos recursos para el resto de la atención sanitaria.

En Brasil hay hospitales con índices de cesárea del 100%, distritos con índices del 85% y un estado entero con un índice del 47,7%.(17) Esto es un inmenso desperdicio de los limitados recursos de ese país. Para peor, los índices de mortalidad materna han aumentado en aquellas áreas donde las tasas de cesáreas son más altas. (18) La cesárea electiva es un lujo costoso y peligroso.

Otro tema ético es el derecho a un acceso igualitario a la atención sanitaria. En muchos países no hay acceso igualitario a una atención de maternidad básica y esencial como una cesárea de emergencia. Pero es un tema ético muy diferente preguntar: si una mujer sana puede elegir una cesárea, ¿deberían tener este derecho todas las mujeres?
El debate sobre el acceso igualitario necesita iniciarse con la pregunta: ¿acceso a qué?
¿Debemos insistir en que considerando que las mujeres ricas pueden hacerse una cirugía cuando sienten que sus pechos son muy pequeños, debemos utilizar fondos públicos destinados a la atención sanitaria que son limitados en todos los países, para habilitar el aumento mamario a todas las mujeres?

A la luz de estos temas éticos, el Comité por los Aspectos Éticos de la Reproducción Humana y Salud Femenina de la FIGO (organización internacional que engloba varias organizaciones obstétricas nacionales) establece en un reporte de 1999: “Realizar una cesárea por razones no médicas no está éticamente justificado.”(19)

¿Por qué se promociona que las mujeres elijan una cesárea?
Después de dos décadas de aumentos en las tasas de cesáreas de muchos países, los esfuerzos por reducir esas tasas han comenzado finalmente a tener efecto.
El objetivo de los Estados Unidos de reducir la tasa del 25% al 15% este año no ha sido alcanzado. Sin embargo, algunos están luchando en contra de este esfuerzo cuestionando las tasas óptimas de cesáreas (1,4,5), sugiriendo que reducir las tasas puede ser peligroso (4) o argumentando que las cesáreas son lo que las mujeres quieren (1,2,3,4,5).

No hay evidencia de que una tasa de cesáreas superior al 7% salve vidas.(8) La tasa óptima más citada la de 10-15% que recomienda la OMS.(20) Se arribó a esa cifra en una conferencia de consenso a la que asistieron 62 participantes de 20 países.(7) Luego de una revisión exhaustiva de trabajos publicados los participantes estaban al tanto de todos los riesgos de las cesáreas. Ellos estudiaron variaciones en las tasas y encontraron países con tasas muy bajas de mortalidad materna y perinatal que tenían una tasa de cesáreas cercana al 10%. No hubo evidencia de que tasas de cesárea superiores a ese nivel reduzcan las tasas de mortalidad.  La recomendación final por consenso fue modificada a 10-15% (10 para poblaciones en general, 15 para poblaciones de alto riesgo). Esta recomendación era de todo menos arbitraria.

Algunos creen que los bebés se están tornando más grandes mientras que los huesos pélvicos de las mujeres no.
No encuentro ninguna prueba de que los bebés se estén volviendo más grandes. Inclusive, en Suecia, Dinamarca y Holanda, la tasa de cesáreas es cercana al 10% con algunas de las tasas más bajas de mortalidad materna y perinatal del mundo ̶ y no hay evidencia de que los bebés de esas mujeres sean más pequeños o que ellas tengan caderas más grandes que las de Estados Unidos, Canadá o Brasil.

Otro argumento es que los avances tecnológicos explican por qué “el parto se ha vuelto tan seguro”.(4) Sin embargo, no hay prueba de una relación causal entre los resultados y el uso de tecnología o el incremento de cesáreas. No ha habido ninguna mejora significativa en los países industrializados en los últimos 20 años en cuanto a tasas de parálisis cerebral, bajo peso al nacer, mortalidad materna o el componente fetal de la mortalidad perinatal.
Un estudio del Centro Nacional de Estadísticas de Salud (Estados Unidos) comenta: “Las comparaciones de los índices de mortalidad perinatal con cesárea y con parto vaginal no muestran correlaciones entre los países,”(21) un veredicto repetido por la Unidad de Epidemiología Perinatal Nacional de Oxford (Reino Unido).(22)

Una razón para la promoción de altas tasas de cesáreas es muy raramente discutida. Cuando la atención de maternidad es caracterizada por la hegemonía médica y las parteras son marginadas, los índices de cesáreas son más altos ̶ por ejemplo en Norteamérica y zonas urbanas de Brasil.
Tener un obstetra altamente entrenado en cirugía atendiendo un parto normal es análogo a tener un cirujano pediátrico como niñera de un bebé sano de dos años.
La partería usa un paradigma diferente focalizándose no en la potencial anormalidad sino en la normalidad del embarazo. Para una partera, un parto de nalgas es una variación de lo normal; para un doctor es una condición patológica. 
Las tasas de cesáreas son más bajas cuando las parteras, en vez de los doctores, asisten el parto.(23)

Promover más cesáreas es parte de una campaña para mantener la profesión de la obstetricia en control del cuidado de maternidad.(24) Los médicos tienden a preferir la tecnología; como dijo un obstetra reconocido en Canada: “La naturaleza es un mal obstetra.”

Marsden Wagner, MD fue un neonatólogo y epidemiólogo perinatal. Responsable por el área de salud materno-infantil en la Oficina Regional Europea de la Organización Mundial de la Salud por 14 años. Al momento de escribir este artículo vivía en Washington DC y viajaba por el mundo hablando sobre los usos apropiados de la tecnología en el parto y el empleo de parteras para obtener los mejores resultados.



References

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