martes, 14 de enero de 2014

"Dar a luz naturalmente es dar a luz con las propias hormonas... es dar a luz con las propias emociones."


Libro: ACERCA de la FISIOLOGÍA en el EMBARAZO y PARTO.
Autora: Verena Schmid. Editorial Mujer Sabia,
dedicada a la partería y salud integral de la mujer.
Estoy leyendo este libro que es una joya y quería compartirles unos párrafos...

"Para la mujer gestante la prevalencia del hemisferio derecho empieza durante el embarazo, estimulada por la intensa producción de hormonas, y crece durante los meses previos al parto. La actividad del sistema nervioso parasimpático se intensifica durante el trabajo de parto, a través de la fuerte estimulación hipotalámica generada por el dolor y la alta producción de hormonas.
Durante la segunda fase de la dilatación las funciones del hemisferio derecho terminan prevaleciendo sobre las otras funciones. En la práctica, esto implica para la mujer, un abandono gradual del control racional permitiendo la emergencia de emociones conscientes e inconscientes. La mujer lentamente, se abre a su verdadero ser y a su bebé, entrando en un estado alterado de conciencia. Este proceso de revelación emocional se corresponde con una revelación del cuerpo femenino más física (por ejemplo la dilatación), y con una mayor producción hormonal (por ejemplo la intensidad de las contracciones).
Sin embargo, conforme ella va revelando su cuerpo y su emocionalidad, la mujer también se vuelve más vulnerable, y los miedos reprimidos pueden quedar al descubierto. Además, ella necesita protección, reafirmación y respeto. Este proceso de revelación interior durante el embarazo es de profunda naturaleza femenina y, como tal, es sumamente desconocido y está devaluado. El nacimiento es el proceso de apertura en su mayor expresión e ignorar esto puede llevar con frecuencia a errores que dañan todo el trabajo de parto."

La función fisiológica de seguir los instintos
"Cada vez que los sistemas fisiológicos de adaptación tratan de imponer un patrón de comportamiento adaptativo instintivo que no es realizado a través del individuo, los niveles de cortisol se incrementan, con la subsecuente inhibición o hiper-estimulación de endorfinas. El delicado equilibrio de la homeostasis está entonces roto.
[…] Cuando estamos en un estado de sumisión, pasividad con resignación y depresión, los niveles de cortisol están por las nubes, mientras que los sistemas de adaptación están inhibidos. En esta situación, los sistemas de adaptación ya no son capaces de alertar al cuerpo del peligro; esto pone al individuo en una posición potencialmente peligrosa.
Durante la reproducción, los riesgos para la madre y el bebé se incrementan. Por ejemplo, una mujer en trabajo de parto que, ante el estímulo del dolor, instintivamente busca una mejor posición; y es reprimida de hacerlo o forzada a usar una posición inadecuada (no instintiva); o una mujer que por miedo, resignación o sumisión a la autoridad de alguien más no lleva a cabo los comportamientos apropiados para el dolor, y en su lugar se petrifica; incrementará los niveles de sus hormonas del stress lo que será rápidamente interpretado como distress, con efectos inhibitorios sobre toda la fisiología del trabajo de parto.
Además, en esta situación la mujer ya no es capaz de recibir las señales de alarma de su organismo y no será capaz de proteger a su bebé porque ha perdido su conexión intuitiva."

Sobre la seguridad tecnológica
¿Cuáles son los mecanismos que nos mantienen en la creencia irracional de que el nacimiento hospitalizado es más seguro aún para mujeres con embarazos saludables, aunque esto contradice lo que la investigación científica ha estado diciendo por algunos años?
"La respuesta es: el miedo. La tecnología genera miedo. Con sus máquinas, le dice a la mujer: «Tú no eres lo suficientemente buena como para parir por tu cuenta; la máquina es superior a ti y a tus instintos. Los instintos son impredecibles, la máquina no.» 
El miedo y el ambiente extraño del hospital crean stress en la mujer, mientras que la autoridad de la tecnología crea sumisión. En esta situación, los niveles de cortisol inmediatamente se disparan. El entorno hospitalario primero inhibe los sistemas de adaptación naturales, creando una situación de peligro, sólo para después intentar sustituirlos con algunas de las dinámicas fisiológicas inhibidas de la mujer, y actuar como protectores de los peligros del parto.La idea de que se puede prevenir el peligro no interviniendo con las funciones físicas y de comportamiento de nuestros sistemas de adaptación, se ha perdido en un mundo pobre en instintos naturales y raciocinio, y rico en tecnología y poder.

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