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Hoy
en día, contamos con un mayor conocimiento tanto del proceso del parto en sí
como de los factores que pueden contribuir a hacerlo más seguro, rápido y
llevadero; y también de aquellos que pueden perturbarlo, generando
complicaciones y, en ocasiones, una experiencia registrada como negativa en
términos de dolor y sufrimiento.
Aquí
paso a recopilar algunos de los abordajes que considero más interesantes y cómo el rol de la doula puede contribuir a mejorar las
condiciones y facilitar que la percepción de las sensaciones del trabajo de
parto y parto no sea tan negativa.
¿Es realmente dolor?
Muchas
veces nos preguntamos si “dolor” es la palabra adecuada para definir las
sensaciones intensas que acompañan las contracciones y los diferentes procesos
fisiológicos que suceden durante el trabajo de parto.
Algunas
personas eligen darle otro nombre a las contracciones para darles una
connotación positiva: ráfagas, expansiones, olas, etc; lo cual sin dudas sirve
para empezar a desprendernos de tanto tiempo de condicionamientos culturales al
respecto.
Por
otro lado, también es conocido que la sensación varía de una mujer a otra, así
como cada embarazo y cada parto son propios y particulares. “Cada mujer tiene una manera única de traer
a su bebé a este mundo” diría Ina
May1.
Pero también hay que tener en cuenta los
factores externos que la rodean, su preparación, el tipo de apoyo que recibe,
los recursos con los que cuenta, porque todo esto influirá considerablemente en
su experiencia, más allá de su preparación, su umbral o su tolerancia.
Diferentes interpretaciones
y explicaciones del dolor
Grantly
Dick-Read, obstetra inglés
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHw4VxJxaVx_9jlYwj2xraMC8QTyVyaYqfIw4ZNEqs5wEgu6T7NSxO3fMcWFoDppkdTDjCVA5ToDhszF71DiTuBdEtq9J26p4eXqsI8YpzrSDYQMyeZ0YBM1CWmIBVdMJb8TuqM_Y77pQ/s1600/estatic+birth.jpg)
[…] Era difícil explica
por qué algunas podían sufrir y otras hacerlo aparentemente sin dolor. No
parecía haber mucha diferencia entre los partos en sí […] De a poco caí en la
cuenta, sin embargo, que era la paz de un trabajo de parto relativamente
indoloro lo que lo distinguía más claramente de los otros. Había calma, que
parecía casi fe, en el resultado normal y natural del parto.
Entonces gradualmente mi
mente estuvo influenciada por estas observaciones para investigar la parte que
juegan las emociones en la función natural de la reproducción.”
“El propósito biológico de
la interpretación del dolor es protector, y resulta en actividad muscular con
el fin de que el individuo pueda defenderse o escapar del peligro inminente.
[…] No hay función
fisiológica en el cuerpo que produzca dolor en un contexto saludable.”
“[…] el único estímulo
doloroso que el útero puede registrar es debido a la tensión excesiva o al
desgarro de tejidos. […] si la naturaleza no contempla esas laceraciones y daños (como parte
del proceso del parto), entonces los receptores de dolor están ahí
solamente para detectar estímulos anomales.”
“El dolor es la
interpretación de estímulos y varía de acuerdo a la intensidad de influencias
emocionales, respecto de las cuales postulo la siguiente ley: Un estímulo de magnitud determinada aplicado
a cualquier receptor sensorial produce una respuesta motora conmensurable con
la integridad de su interpretación.
Es extremadamente
importante que sea reconocido en
trabajos de parto normales y sin complicaciones, que un estímulo de determinada
magnitud puede resultar de ninguna importancia para la Sra Jones, pero para la
Sra Smith una agonía de gran intensidad, mientras que la Sra Brown puede
considerarlo una molestia considerable pero soportable. Estas variaciones dependen enteramente de la
actitud mental hacia ese estímulo.
[…] Una mujer a punto de
iniciar su primer trabajo de parto ha sido informada respecto de esperar cierto
tipo de sensaciones; si ha sido instruida sabiamente sus expectativas no se
asociarán con dolor sino con una serie de presiones y tensiones físicas
cambiantes por las cuales no hay razón para temer. La contracción del útero
será una nueva experiencia para ella. Si, de todos modos, el miedo ha
incrementado la intensidad, y perturbado la integridad, de su aceptación de
esas nuevas sensaciones, serán casi invariablemente representadas como dolor.
Es entonces cuando el tálamo en conjunto con la corteza cerebral,
inmediatamente activan el mecanismo de protección. […] Se activa la maquinaria
de la lucha o huida; se crea un estado de tensión en el individuo…”
“El miedo al dolor de
hecho produce dolor a través de la tensión patológica. Esto es conocido como el
síndrome Miedo-Tensión-Dolor y una vez que se establece se observa un círculo
vicioso de eventos que va en aumento, dado que con el dolor real el miedo se
justifica, y con el miedo la resistencia se intensifica. La causa más importante que contribuye al dolor en un parto normal es
el miedo.”
Frederick
Leboyer, médico obstetra
“¿Qué hace sufrir a la mujer que da a
luz?...
La mujer sufre debido a las contracciones...
Unas contracciones que no acaban nunca
y que hacen un daño atroz
¡pero eso son calambres!
Todo lo contrario de las ’contracciones
adecuadas’
¿Qué es un calambre?
Una contracción que no cesa,
que se crispa y se niega a soltar su
presa
y, por tanto, no ‘afloja su garra’,
para transformarse en su contrario:
la relajación en la que normalmente
desemboca.
En otras palabras,
lo que hasta ahora se había tomado
por ‘contracciones adecuadas’
eran contracciones altamente patológicas
y de la peor calidad.”
Casilda
Rodrigañez Bustos,
escritora
“Tenía razón Read: el
miedo no permite la relajación de los haces circulares del útero; porque el
miedo es incompatible con cualquier acto sexual; toda la sexualidad por
definición es la extrema relajación, la activación total del tono vagal, la
confianza en el entorno, el switch off del simpático y de la intervención del
neocortex, etc., lo opuesto al estado neuro-endocrino-muscular de un cuerpo que
tiene miedo. Fue una aproximación certera la de Read; sólo faltó entender el
parto como un acto sexual.
[…]Una
sexualidad conforme a la cual las mujeres pariríamos con placer, y los seres
humanos crecerían en la expansión de su capacidad orgástica, todo ello
incompatible con la dominación masculina...”
“Porque el parto con dolor forma parte de la maternidad
patriarcal, de la impostura que dice Sau, de la falsa madre que se nos presenta
como madre verdadera, pero la verdadera maternidad no es esclavitud, ni carga
ni enfermedad, sino una opción gozosa de desarrollo de nuestra sexualidad y de
nuestras vidas.
No se trata sólo de acabar con el dolor innecesario del
parto que, como dice Leboyer, no satisface a ningún dios; se trata de acabar
con la violencia interiorizada que supone inhibir nuestra sexualidad y nuestra
la capacidad orgástica desde la infancia; la violencia interiorizada de la
negación de nuestros cuerpos y de nuestras vidas…”
“Esa
violencia contra nuestros cuerpos enseguida se convierte en violencia contra
las criaturas, cuando, disciplinados para servir exclusivamente a la
complacencia falocrática, se los negamos. Sin olvidar que la violencia del
parto, es también la violencia del nacimiento con dolor.”
“El hecho de que sea la hormona del amor, la oxitocina, la
que pone en marcha el sistema neuro-endocrino- muscular del parto, es otra
prueba de que la fisiología natural del parto comportaría el placer y no el
dolor. […] Ahora bien, la oxitocina natural se segrega de forma pulsátil,
rítmicamente, como el latido del placer; en cambio la oxitocina artificial
inyectada en vena llega en tromba al útero, lo que contribuye a las ‘brutales’
contracciones en bloque de los haces longitudinales, que tiran en cada espasmo
de los circulares que pemanecen contraídos, sin ‘aflojarse’, o haciéndolo muy
lentamente, a costa de muchísimas de esas contracciones brutales.”
Ina
May Gaskin, partera norteamericana
“puede ayudar pensar en el trabajo de parto desde un ángulo
diferente del usual. Consideremos otro acto que implica los mismos órganos
reproductivos femeninos que el parto –el acto sexual. Las relaciones sexuales
pueden ser extremadamente dolorosas o extáticamente placenteras, dependiendo de
las habilidades y sensibilidad del compañero sexual y de la predisposición de
la mujer involucrada.”
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“Las mujeres de La Granja saben que el parto usualmente es
doloroso, pero saben que es una clase de dolor diferente al dolor de un daño o
lesión. […] El dolor del parto tiene un mensaje completamente diferente. Dice:
«Relaja tus músculos pélvicos. Déjate ir. Ríndete. Fluye con él. No luches. Es
más grande que tú.» Esto es muy distinto del mensaje de «¡Protégete! ó ¡Huye!»
que acompaña una lesión.”
“Muchas mujeres reaccionan al dolor del parto de la misma
manera que reaccionan al dolor de cuando están lastimadas. Piensan en medicarlo
y no ven beneficio en experimentar el dolor sin medicación. No saben que un
cambio de posición, de actitud, de atmósfera en la sala de partos, y varios
otros factores pueden cambiar radicalmente las sensaciones internas del alumbramiento.
Usualmente no están al tanto de hasta qué punto puedes aliviar tu propia
reacción tensa negándote a pensar en términos de «contracciones uterinas» y
pensando en cambio en «sensaciones interesantes que requiren toda tu
atención.»”
“Creo que el dolor de un trabajo de parto normal tiene un
significado. Lo interesante sobre este dolor es que es limpio. Cuando terminas
de sentir dolor, se ha acabado. No
puedes reexperimientar la sensación recordándola. El dolor del parto es un tipo
de dolor especial: casi siempre ocurre sin causar ningún daño al cuerpo.
Cuando la negación del dolor se vuelve el mayor énfasis de
la atención del parto, el efecto paradójico es que más mujeres tienen que
lidiar con dolor luego de que sus bebés han nacido.”
Michel
Odent, médico cirujano y obstetra
“También se ha vuelto más y más obvio que las endorfinas
juegan un rol importante en el complejo equilibrio hormonal que posibilita un
alumbramiento espontáneo. Las neurohormonas con funciones parecidas a la
morfina –esos “opiaceos endógenos”– actúan como calmantes naturales, no sólo
protegiendo del dolor sino también suprimiendo la ansiedad e induciendo un
estado general de bienestar.
[…] Desde luego que el mismo dolor puede retrasar la labor,
pero cuando no se usan drogas, el cuerpo se puede defender contra el dolor de
manera natural y efectiva.”
Sheila
Kitzinger, antropóloga
“Hay mucho más que dolor en el parto. El dolor habitualmente
se vuelve sufrimiento por la forma en que la mujer es tratada por quienes la
asisten. Ella puede manejar el dolor en si mismo, pero el parto medicalizado la
hace sentir atrapada e impotente. Una mujer puede tener un parto en el cual el
dolor es erradicado por la anestesia peridural y aún así salir sintiéndose
degradad y engañada. Dar a luz no tiene por qué ser así. Cuando una mujer tiene
a su bebé felizmente, irradia otro espíritu –un estado de gracia.
Es esta alegría y gozo del alumbramiento lo que puede ser la
esencia del parto –un parto en el que la mujer encuentre el placer en la
armonía rítmica de su cuerpo en funcionamiento. Sin este espíritu, llevar a
cabo el proceso no solo es más difícil, sino que, aún logrado, se siente
extrañamiente insatisfactorio.”
Ibone
Olza, neuropsiquiatra y activista española
“Leer que el parto es un
viaje interior e iniciático y que la apertura al bebé durante el embarazo puede
ser el recurso endógeno más importante y eficaz de la mujer para reducir y
trasformar el dolor del parto es maravilloso. […] cuando la mujer llega a ese
punto de aceptación del dolor, de abandono, de dejarse ir, son tristemente
muchos los profesionales que interpretan erróneamente las señales y piensan que
ese «no puedo más» tiene que ser respondido con intervenciones o cirugía.”
Verena
Schmid, partera italiana
“Una
de las características más importantes del dolor del parto es el ritmo,
caracterizado por dolor y pausa… […] Es un ritmo dinámico que puede variar en
función de factores individuales…
[…] El dolor del parto es, por tanto, un dolor intermitente con una dinámica individual, regulada por las necesidades de la mujer y el bebé. En esta intermitencia se encuentra uno de los grandes secretos del proceso del parto fisiológico y de la posibilidad de la analgesia natural. En el ritmo regular de la progresión del esfuerzo por dar a luz se encuentra la posibilidad de una adaptación gradual y recíproca entre la madre y el bebé. La falta de respeto hacia los tiempos de cada uno y la aceleración del proceso de dar a luz provoca estrés materno y fetal.”
[…] El dolor del parto es, por tanto, un dolor intermitente con una dinámica individual, regulada por las necesidades de la mujer y el bebé. En esta intermitencia se encuentra uno de los grandes secretos del proceso del parto fisiológico y de la posibilidad de la analgesia natural. En el ritmo regular de la progresión del esfuerzo por dar a luz se encuentra la posibilidad de una adaptación gradual y recíproca entre la madre y el bebé. La falta de respeto hacia los tiempos de cada uno y la aceleración del proceso de dar a luz provoca estrés materno y fetal.”
“El
momento del parto representa para la mujer, en cierta forma, un dilema entre la
auto-conservación y el abandonarse a sí mismas. […] El dolor se convierte,
entonces, en un guía valioso para alertarlos a ambos
(madre y bebé) de los peligros, dándole a la mujer la posibilidad de
rectificar situaciones potencialmente peligrosas, generando una respuesta
apropiada e instintiva.”
“La
libertad de movimiento le permite a la mujer asumir instintivamente las
posiciones más analgésicas, aquellas donde la resistencia y la compresión son
reducidas. De esta manera la mujer se protege a sí misma de los daños, mientras
que, al mismo tiempo, protege al bebé de posiciones poco convenientes que
pueden causar excesiva presión en su cabeza. Actuando de esta forma, la mujer
puede reducir los niveles de stress de su bebé, así como también su propio
dolor.”
“En diversas sociedades,
así como en la nuestra, la expresión del dolor no está bien vista, y se
invita a la mujer a que se controle y se mantenga en silencio. La imagen de
la buena parturienta es la de una mujer que muerde silenciosamente un pañuelo y
respira tal como le han enseñado en las clases de preparación.
[…] la expresión del
dolor tiene que ser un movimiento libre y continuado, un comportamiento
instintivo, una expresión verbal y vocal. La respuesta fisiológica al dolor
es poderosa y de liberación en la medida en que se libera y se descarga, y
activa los sistemas inhibidores del dolor, disminuyéndolo.
A menudo, la manifestación
del dolor del parto va más allá de los estímulos periféricos, descarga viejas
experiencias dolorosas que permanecen en el inconsciente y representa una
oportunidad para liberarse de cargas que ya no sirven.”
“El
parto es una hazaña personal en la que a menudo la mujer se aparta para superar
la prueba con sus herramientas personales. En algunas sociedades, el parto se
interpreta y se vive como una experiencia trascendental y de éxtasis, donde la
capacidad de abandono, de trascendencia del ego, de transformar la prueba en
alegría se expresa en un ritual colectivo, a menudo femenino.”
“La
aceptación del dolor del parto como herramienta para una experiencia consciente
se acompaña de la voluntad de la mujer para ser protagonista de su experiencia
y libre en su expresión. Estas exigencias se funden en el término «parto
activo». El parto activo es expresión de libertad, poder, centralidad de la
mujer, su pareja y su bebé. Es precisamente el trabajo sobre la aceptación del
dolor lo que potencia esas actitudes un poco encubiertas en la mujer actual.”
Raquel
Schallman, partera argentina
“Esa sensación es la que
tiene una mujer en el parto. Percibe como todo se abre para dejar pasar al
bebé; la molestia, la alegría y le goce van juntos. Es algo indescriptible. Por
eso creo que para ser partera es necesario haber pasado por ello alguna vez.
Si
le hablo del dolor con goce a cualquier mujer que ya lo haya transitado, aunque
éste haya sido horrible o traumático, me va a entender. Porque después de esa
experiencia, una se queda inevitablemente reviviendo esas sensaciones tan
potentes.”
“Creo que el sentido (del
dolor) es permitirle a la mujer hacer el proceso de fenomenal de
desestructuración que significa el parto. Ella se tiene que abrir para darle
paso a otro ser, y tiene que experimentar sensaciones muy intensas para darse
semejante permiso.
Como
el dolor de parto no es constante […] este oleaje en el que se zamubulle de a
poco, y con tiempos de descansos, es lo que le permite hacer el camino.”
¿Cómo puede ayudar una
doula?
Sabemos
que cuando una mujer está embarazada o inicia su trabajo de parto, lleva
consigo experiencias pasadas u oídas, expectativas, temores y dudas. Esos
factores, sumados a otros externos, van a afectar cómo la mujer experimente el
dolor.
El
rol de la doula es diferente, aunque con puntos en común, durante el embarazo y
en el parto:
Durante el embarazo
Brindarle
información acorde a sus necesidades, evacuar miedos e inquietudes, ayudarla a conectarse
consigo misma y con su bebé, a confiar en su cuerpo, en su instinto en sus
emociones y empoderarse. De este modo la preocupación por el dolor puede
moverse del eje, ya que la mujer comprende el proceso, sabe de qué se trata,
cómo puede sobrellevarlo mediante métodos no farmacológicos al alcance de la
mano. También podrá valorar lo importante y trascendental de la experiencia que
tiene por delante, sumado a los beneficios de ésta para su autoestima y su
seguridad como madre.
Durante el parto
La
doula esencialmente tendrá como objetivo “ayudar
a la madre a relajarse, utilizando recursos y técnicas para reducir el dolor,
la incomodidad y la ansiedad.”2
Comenzará
por estar completamente presente para la mujer calmando sus miedos, validando
su fuerza, reasegurándola respecto de que no estará sola y trabajar con ella
para aliviar el dolor. El stress, el miedo y la soledad, así como una mala
posición o el desconocimiento sobre cómo trabajar “a favor del cuerpo”,
resultan en tensión que aumenta el dolor.
Las
doulas suelen también trabajar junto con y para la pareja o acompañante, dando
aliento, información y tranquilidad sobre las diferentes etapas del proceso;
así como orientación respecto de cómo ayudar mejor a la parturienta.
Por
otra parte, las necesidades de la mujer en cada etapa del parto pueden ir
variando. La preparación y experiencia de la doula le permiten identificar
rápidamente esos cambios y poder ir adaptando su apoyo a esos cambios para satisfacerlos
más efectivamente. El resultado al que aspiramos es siempre que la experiencia,
más allá de dolor y sus incomodidades, resulte satisfactoria y memorable.
Fuentes:
Grantly Dick-Read “Childbirth without Fear” Pinter & Martin Ltd., 1942
Frederick Leboyer “Birth without Violence” 1976
Verena Schmid “El Dolor del Parto” Ed. Obstare
Verena Schmid "Acerca de la fisiología en el embarazo y el parto" Mujer Sabia Editoras
Sheila Kitzinger "The new experience of childbirth" Orion Publishers
Michel Odent "Nacimiento Renacido" Editorial Creavida
Raquel Schallman "Parir en Libertad" Ed Grijalbo